DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DE CIENCIAS DE LA SALUD DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Directores del Programa Dr. Agustín Ramiro Urzúa González. Dr. Manuel José Rivera Chávez. Colaboradores: Dra. Mónica del Carmen Preciado Puga, Dr. Luis Adolfo Torres González, Dra. Catalina Peralta Cortázar, Dr. Antonio de Jesús Álvarez Canales, Dr. Edgar Efrén Lozada Hernández, Dra. Leticia Gabriela Marmolejo Murillo, Dra. Gloria Patricia Sosa Bustamante. MPSS: Dra. Sheila Estefanía Márquez Rodríguez

Benzodiacepinas: La Adicción Silenciosa

Castillo-Aguirre JM1, Castro-Sandoval D1, Chagoyán-Martínez J1, Jasso-Molina JA2, Rivera-Chávez MJ3, Urzúa-González AR3.

  1. Estudiantes de la licenciatura en Médico Cirujano, 6to semestre, Departamento de Medicina y Nutrición, División de Ciencias de la Salud, Universidad de Guanajuato, México.
  2. Profesor Invitado de la Universidad de Guanajuato.
  3. Coordinadores del Módulo de Medicina Interna de Fase 2, de la licenciatura en Médico Cirujano, Departamento de Medicina y Nutrición, División de Ciencias de la Salud, Universidad de Guanajuato, México.


Resumen

El insomnio es un problema universal que se puede presentar a cualquier edad, por diversas causas, y con una mayor predisposición en las mujeres (Álvarez, 2016). Alrededor de un tercio de la población adulta padece síntomas relacionados con esta entidad, por lo que es un motivo de consulta frecuente y un reto para el médico; ya que descubrir la etiología será fundamental para tomar la mejor decisión médica (Estivill, 2006). El tratamiento del insomnio, sobre todo el farmacológico, requiere de un amplio seguimiento del médico tratante y compromiso continuo por parte del paciente. Hasta un 40% de la población que padece insomnio se automedica, siendo el fármaco de elección una benzodiacepina (Diazepam) (Álvarez, 2016). En México, el uso de benzodiacepinas ha registrado un gran aumento, debido a que existe una tendencia a utilizarlos como primera línea ante diferentes trastornos, como ansiedad, insomnio, trastornos obsesivos, entre otros (Fresán, 2011). La duración de un tratamiento con benzodiacepinas debe ser a corto plazo (menor de cuatro semanas) para disminuir sus efectos adversos (Authier, 2009). Sin embargo, muchas veces no existe un adecuado control en el tiempo de uso, su dosificación e inclusive, en la manera de ir retirando su consumo. Con el paso del tiempo y sin intervención oportuna, éstos serán factores que llevarán al paciente a desarrollar una tolerancia al fármaco con una consecuente dependencia a los mismos. Es una adicción que puede pasar desapercibida por muchos, ya que provoca una mejoría relativa en los síntomas base y una consecuente sensación de bienestar en la persona. No sabiendo que, a largo plazo, creará dependencia al medicamento, en otras palabras: una adicción silenciosa y de lenta evolución que llegará a causar problemas graves en su salud, tanto físicos como psicológicos, pudiendo llegar a poner en peligro su vida.

Palabras clave: Benzodiacepinas, adicción, insomnio, tolerancia.

 
Abstract

Insomnia is a universal problem that can occur at any age, due to different causes and with a bigger predisposition to women (Álvarez, 2016). It is known that a third of the adult population suffers from symptoms related to insomnia, discovering the etiology of the problem is fundamental to be able to bring the appropriate treatment (Estivill, 2006). The treatment of insomnia, especially pharmacological, requires an extensive follow from the physician in charge and patient commitment. Up to 40% of the insomnia population is self-medicated, being diazepam the drug of choice, a benzodiazepine (Álvarez, 2016). In Mexico the use of benzodiazepines has registered an increase, because of the tendency to use them as the first line to different disorders like: anxiety, insomnia, obsessive disorders, among others (Fresán, 2011). However, many times there is no adequate control over the time use, dosage and even in the withdrawal of the drugs. The right use of benzodiazepines must be short-term (less than four weeks), so adverse effects can be reduced (Authier, 2009). All these factors over pass of time, and without any opportune intervention, will lead the patient to develop tolerance to the drug with the consequent benzodiazepine dependence. This is an addiction that can go unnoticed by many, as it causes a relative improvement of the primary symptoms, and a consequent wellness feel on the patient. Not knowing that, over time, it will develop a drug dependency; in other words: a silent addiction, of slow growth and, that without an early diagnosis, it will develop serious health issues both as physical and psychological problems, endangering the patient’s life.

Key words: Benzodiazepines, addiction, insomnia, tolerance.


Introducción

El sueño es un estado activo en donde se llevan a cabo cambios hormonales, metabólicos, de temperatura y bioquímicos, para el buen funcionamiento del ser humano. Un tercio de la población adulta manifiesta síntomas de insomnio (Estivill, 2006). El insomnio se define como la dificultad persistente en el inicio, duración, consolidación o calidad del sueño, que ocurre a pesar de contar con la oportunidad y circunstancias adecuadas (Álvarez, 2016).

El tratamiento de elección para el insomnio son los hipnóticos. Estos fármacos, son aquellos que ayudan a iniciar y mantener el sueño. Los primeros medicamentos empleados para combatir el insomnio fueron los barbitúricos, pero se dejaron de utilizar por los efectos adversos que producían (Estivill, 2006). Posteriormente, las benzodiacepinas surgieron como una opción más segura, debido a su baja toxicidad y su eficacia en el insomnio (Diazepam, Clonazepam y Lorazepam). Se debe tener en cuenta que éstos también tienen efectos desfavorables, de los cuales destacan: la sedación diurna, que puede llevar a accidentes, amnesia, confusión, depresión respiratoria y, el que es motivo de interés en el presente escrito, el síndrome de abstinencia. Todos relacionados a dosis excesivas, retiro abrupto del fármaco y un tratamiento a largo plazo (Authier, 2009).

¿Qué es el síndrome de abstinencia?

Es la dependencia física que da lugar a síntomas clínicos (ansiedad, problemas de concentración, irritabilidad, depresión, paranoia e ideas suicidas) cuando se suprime de forma brusca una sustancia. Éste puede asociarse al fenómeno de tolerancia, que se caracteriza por la necesidad de aumento de la dosis para obtener el mismo efecto terapéutico (Estivill, 2006).

Es necesario individualizar el caso de cada paciente para poder indicar una benzodiacepina como tratamiento farmacológico del insomnio. Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de dependencia a benzodiacepinas, siendo el tiempo de empleo el más importante. Un uso esporádico o a corto plazo (menor a cuatro semanas) y a dosis bajas, presenta un riesgo mínimo de dependencia. En cambio, su consumo prolongado (mayor a cuatro semanas) o crónico (mayor a tres meses), eleva el riesgo de adicción a estos fármacos (Konopka, 2016).

A lo largo del presente ensayo revisaremos los puntos tocados en esta introducción, centrándonos en el síndrome de abstinencia y el mecanismo de acción de las benzodiacepinas, y cómo éste puede verse involucrado en el desarrollo de una adicción.

Consumo de benzodiacepinas en México: Epidemiología.

El tratamiento con uso de benzodiacepinas requiere un control estricto y una estratificación del sujeto a quien se le indicará. En general, su prescripción se debe limitar a un tiempo no mayor de cuatro semanas; a pacientes adultos, no seniles; y que cuenten con un nivel educativo suficiente para comprender su función y los efectos que el fármaco ocasionará. Personas del sexo masculino son más proclives a desarrollar una dependencia, pero en el sexo femenino existe un mayor consumo de benzodiacepinas, en parte, debido a que las mujeres tienen una mayor aceptación de estos problemas y buscan atención médica (Fresán, 2011).

Los pacientes considerados más vulnerables a desarrollar una dependencia a benzodiacepinas son: personas de la tercera edad, embarazadas, niños, alcohólicos, individuos con dependencia a sustancias y aquellos con alguna comorbilidad psiquiátrica (Authier, 2009).

Insomnio

El insomnio se define como la dificultad persistente en el inicio, duración, consolidación o calidad del sueño. Se considera que es un cuadro que implica las veinticuatro horas del día, lo que se traduce en no poder conciliar el sueño inclusive durante el día. Las conductas mal adaptativas (tiempo prolongado en cama, siestas y consumo de alcohol), predisposición genética y precipitantes (problemas sociales de la vida diaria), contribuyen a la aparición del insomnio, ya sea temporal o crónico. El síndrome completo de insomnio crónico ocurre en el 10% de la población, pero el 30-35% tiene síntomas transitorios (Álvarez, 2016).

Una de las causas más frecuentes de insomnio crónico es el llamado insomnio psicofisiológico, que consiste en la presencia de ansiedad diurna somatizada con la asociación de unos hábitos erróneos del sueño. En el insomnio crónico, siempre deberá de tratarse la causa que lo produce, puesto que el uso de benzodiacepinas no mejora el problema subyacente y sólo empeora los síntomas relacionados al insomnio (Manconi, 2016).

Tratamiento del insomnio con benzodiacepinas

Hoy en día y, a pesar de conocer los efectos adversos que trae consigo, se sigue empleando el uso de benzodiacepinas como tratamiento de base para insomnio. Siendo que sólo deberían de indicarse en ataques de ansiedad agudos y no como tratamiento a largo plazo, como tienden a usarse (Authier, 2009). Si se proponen, debemos tener en claro cuál fármaco es el que se indicará, puesto que, entre otras consideraciones, éstos se clasifican dependiendo su vida media en cortos, intermedios y largos (Tabla 1).
 
 

Los de vida media larga presentan un mayor riesgo de acumulación en días sucesivos, pero al eliminarse más lentamente, retarda las consecuencias de la dependencia física. Cuando se busca sólo actividad hipnótica en periodo nocturno, se preferirá utilizar fármacos de vida media corta, no superior a ocho horas, con la finalidad de evitar efectos residuales en el grado de alerta y las funciones motrices o cognitivas (Estivill, 2006).

Para el insomnio transitorio y de corta duración, se optará por un hipnótico en un máximo de veintiuno días consecutivos, con un retiro progresivo. El uso intermitente (un comprimido cada tres a cuatro días de Zolpidem) es aconsejable y puede perpetuarse, logrando un menor consumo, así como disminuir el potencial de dependencia e igual eficacia que si fuese continuo (Galarneau, 2015).

Mecanismo de acción de las benzodiacepinas: ¿Cómo se produce la adicción?

Como ya vimos, las benzodiacepinas son los hipnóticos más usados como tratamiento en el insomnio, así como los más peligrosos si no se consumen de manera adecuada y bajo supervisión médica. La pregunta es, ¿por qué estos fármacos causan tolerancia y dependencia? ¿Qué es lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo que pasa desapercibido ante la persona? Debemos de recordar que dentro de las neuronas de nuestro cerebro continuamente hay producción y liberación de sustancias que, sin ellas, no podría ser posible la comunicación entre ellas. A estas sustancias mensajeras les denominaremos: neurotransmisores. Éstos se pueden clasificar en inhibitorios y activadores. Las primeras disminuyen el paso de la información entre neuronas, bloqueando su señal. Las segundas permiten y aumentan la transmisión de la señal. Así, una sola neurona puede estar comunicando la misma información a varias al mismo tiempo y viceversa.

Las benzodiacepinas ejercen su acción terapéutica en compañía de una sustancia inhibitoria para este tipo de células, denominada GABA (ácido γ-aminobutírico). GABA actúa suprimiendo la interacción entre neuronas, impide la transmisión de señales, en este caso, impide la liberación de sustancias excitadoras (Fig. 1). Las benzodiacepinas potencializan el efecto inhibitorio de GABA. Esto nos lleva a menor actividad neuronal, que se traducirá en una disminución de estrés en las personas (Fig. 2) (Galarneau, 2015).

La dopamina es una sustancia implicada en la generación del placer, ya que ejerce un efecto estimulante neuronal. Su liberación se encuentra controlada estrechamente por mecanismos inhibitorios como el ejercido por GABA (Fig. 3). Las benzodiacepinas tienden a generar una adicción en su consumo al provocar un mecanismo similar a su efecto terapéutico, puesto que ese aumento inducido en la acción de GABA ocasionado en determinada zona, se replica en zonas reguladoras de la liberación de dopamina, provocando su supresión. Esto ocasiona una pérdida en el mecanismo regulatorio de la liberación de dopamina, lo que produce su liberación descontrolada y posterior desarrollo a la dependencia de benzodiacepinas (Fig. 4) (Rosas, 2013).

Fig. 1

Fig. 2

Fig. 3

Fig. 4

Tratamiento ante una dependencia a benzodiacepinas

A pesar de los efectos secundarios que trae consigo el uso de benzodiacepinas (fatiga, letargia, excesiva sedación, mala concentración y atención, entre muchos otros) y su asociación al desarrollo de tolerancia y consecuente dependencia, lo más lógico sería que su uso mostrara una disminución, sin embargo, la prescripción de estos fármacos siguió en aumento en Estados Unidos en el periodo entre 1996 y 2013. La complicación más temida es el desarrollo del síndrome de abstinencia a benzodiacepinas, se ve más relacionado al uso de benzodiacepinas de corta vida media y en personas mayores de 65 años. Dentro de los síntomas encontraremos: incremento de la ansiedad, nerviosismo, insomnio, depresión, psicosis, náusea y vómito, dolor de cabeza, fotofobia, ideas suicidas, e inclusive la muerte si no se presenta una intervención oportuna por parte del médico (Soyka, 2017).

La principal acción ante una dependencia a benzodiacepinas es el disminuir gradualmente su dosis, nunca suspenderla súbitamente y menos cuando la personas lleva un tiempo prolongado consumiéndola (más de cuatro semanas). Se recomienda ir reduciendo a la mitad la dosis del fármaco por semana, inclusive menos dependiendo la sintomatología del paciente. Se recomienda que esto ocurra en un periodo entre cuatro a seis semanas, o de cuatro a ocho semanas si ya existen manifestaciones de que el individuo presenta síndrome de abstinencia. Otro punto importante a recalcar es que si se utilizan más de dos benzodiacepinas, es necesario reducirlas a un solo fármaco, siendo el Diazepam el fármaco de elección. La hospitalización está indicada en pacientes con consumo de dosis muy altas (≥100mg de Diazepam diario) (Soyka, 2017).

Conclusión

¿Quién no ha tenido problemas para conciliar el sueño, o despertar en la madrugada y durar horas tratando de volver a dormir? Sin duda el insomnio es un cuadro que va en aumento, su origen puede ser multifactorial, desde malas conductas, como el consumir alcohol o pasar tiempo prolongado en cama; hasta factores predisponentes, como familiares de primer grado con insomnio. La prevalencia aumenta con la edad y existe una mayor predisposición en el género femenino (Álvarez, 2016). Es raro quien hoy en día no recurre al uso de benzodiacepinas para el tratamiento del insomnio, el problema viene cuando se usan de manera crónica e indiscriminada por falta de información. A pesar de su alto potencial adictivo y sus efectos secundarios, aún sigue en aumento el uso de benzodiacepinas a largo plazo para el tratamiento del insomnio crónico (Authier, 2009).

Se debe tener especial cuidado con los individuos más vulnerables, como lo son las personas de la tercera edad, aquellas con consumo elevado de alcohol o sustancias estupefacientes, pues son más propensas a desarrollar dependencia a benzodiacepinas. Su periodo de indicación es por el menor tiempo posible (menos de cuatro semanas), con la menor dosis y de ser posible sólo en cuadros agudos de ansiedad; no como solución inapropiada en el insomnio crónico.

Sin duda es un problema serio de salud pública, pues existe un número elevado de personas que llevan un consumo prolongado de estos fármacos, sin darse cuenta que su organismo está desarrollando una dependencia a éstos y que pueden llegar a sufrir graves consecuencias sin una pronta intervención. La mejor manera para prevenir el desarrollo de esta adicción está en la correcta prescripción de los fármacos, dada por la adecuada indicación hacia el paciente en la cantidad necesaria, tiempo de uso y advirtiendo sus posibles efectos adversos. Existen otras alternativas para el tratamiento del insomnio, no todo se reduce al uso de fármacos. Por lo tanto, el uso indiscriminado de benzodiacepinas equivale al desarrollo progresivo de una adicción silenciosa que, sin una pronta intervención, puede traer consigo graves consecuencias.

Bibliografía

Álvarez, D. e. (2016). Insomnio: Actualización en estrategias diagnósticas y terapéuticas . Neurología Argentina, 1-9.

Álvarez, D. F. (2011). Protocolo de diagnóstico y tratamiento en el abuso y dependencia de las benzodiacepinas. Medicine, 835-838.

Authier, N. B. (2009). Benzodiazepine dependence: Focus on withdrawal syndrome. Pharmaceutiques Francaises, 408-413.

Estivill, E. R. (2006). Tratamiento farmacológico del insomnio. Vigilia-Sueño, 2-8.

Fresán, A. M. (2011). Características demográficas y clínicas asociadas a la dependencia a benzodiacepinas en pacientes psiquiátricos. Salud mental, 103-109.

Galarneau, D. C. (2015). Benzodiazepine intoxication and withdrawal: assessment and management . Hospital Medicine Clinics, 513-525.

Konopka, A. P. (2016). Benzodiazepine misuse and addiction. En V. Preedy, Neuropathology of drug addictions and substance misuse (págs. 327-333). UK: Elsevier.

Manconi M., F. R. (2016). Sleep architecture in insomniacs with severe Benzodiazepine abuse. Clinical Neurophysiology, 1-24.

Rosas, I. S. (2013). Mecanismo celular y molecular de la adicción a benzodiacepinas . Salud Mental , 36(4), 325.

Todo lo que siempre quiso saber y nunca se había atrevido a preguntar sobre el VIH

Mazas-García A, Bermudez-Ruíz JR, Bautista-Martínez RL, Bedolla-Rosiles D.

Rivera-Chávez MJ2, Urzúa-González AR2.

  1. Estudiantes de la licenciatura en Médico Cirujano, 6to semestre, Departamento de Medicina y Nutrición, División de Ciencias de la Salud, Universidad de Guanajuato, México.
  2. Coordinadores del Módulo de Medicina Interna de Fase 2, de la licenciatura en Médico Cirujano, Departamento de Medicina y Nutrición, División de Ciencias de la Salud, Universidad de Guanajuato, México.

Resumen

A pesar de todos los esfuerzos de las instituciones de salud, del gobierno y de las campañas de prevención, el VIH o Virus de la inmunodeficiencia Humana, sigue siendo un importante problema de salud pública a nivel mundial, después de haberse cobrado más de 35 millones de vidas hasta ahora. Pero, en realidad ¿Qué sabes acerca del VIH? ¿Sabes dónde puedes hacerte una prueba rápida? ¿O cómo funcionan? Aquí podrás encontrar las respuestas a las dudas más comunes de la infección.

Palabras clave: Inmunodeficiencia, VIH-SIDA, Diagnóstico temprano, prueba rápida, infección.

Abstract

Despite all the health institutions and government efforts and prevention campaigns, HIV or Human Immunodeficiency Virus, remains as a major public health problem worldwide, after having taken more than 35 million of lives so far. But, in fact, what do you know about HIV? Do you know where you can get a quick test? Or how do they work? Here you can find the answers to the most common doubts about the infection.

Key words: Human Innunodeficiency Virus, HIV_AIDS, Early diagnosis, public health, quick test, infection.



¿Qué es?

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida o SIDA, es un estado avanzado de la infección por el VIH, y se caracteriza por una cantidad muy baja de las células encargadas de defendernos de las infecciones. Estas células son conocidas como linfocitos CD4. El VIH utiliza estos linfocitos para reproducirse, introduciendo en ellos su material e información genética y manipulando el de la célula, para modificar su comportamiento habitual y generar más copias del mismo. Esto supone que los linfocitos CD4+ sean incapaces de realizar su función habitual, incrementando la susceptibilidad a una serie de enfermedades potencialmente fatales, denominadas infecciones oportunistas, y al desarrollo de células cancerosas.

De acuerdo al Centro para prevención y control de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) se divide la infección por VIH en nueve estadios distintos, de acuerdo al nivel de CD4+ y a los síntomas que presente el paciente. Es de gran importancia el momento en el que se realiza el diagnóstico de VIH, ya que tiene significancia en el pronóstico, nos ayuda a evitar complicaciones, y a mantener a los pacientes con una adecuada calidad de vida (Schwarcz, et al., 2006).

¿De dónde viene?

Se sabe que la mayoría de las enfermedades infecciosas emergentes tienen un origen zoonótico, es decir, provienen de animales en estado salvaje, y el VIH no es la excepción.

El Virus de la inmunodeficiencia simia (VIS), antecesor del VIH, ha cruzado la barrera entre especies en múltiples ocasiones, demostrando así su capacidad de adaptación; este virus se ha detectado en al menos 45 especies de primates no humanos en África. Una de estas especies, los Mangabey Gris (sooty mangabey), simios de aproximadamente 8 kg de peso y originarios de las regiones ecuatoriales entre Senegal y Ghana, aún hoy en día son una de las principales fuentes de alimento para los habitantes, lo cual explicaría qué al haber estado expuestos a sangre contaminada, al consumir la carne de los simios o a través de mordidas u otro tipo de heridas, estos grupos humanos hayan adquirido el virus. De acuerdo a los mapeos genéticos que se han realizado en las diferentes cepas, los científicos han estimado que la transmisión a humanos pudo ocurrir a finales del siglo XIX, por lo menos en nueve diferentes ocasiones, dando tiempo al virus de expandirse por áfrica y otros países hasta llegar a Estados Unidos a finales de la década de los 70.


¿Cómo se comporta?

La historia natural del VIH, es decir, cómo actúa la infección en caso de no recibir tratamiento, abarca tres etapas. La infección aguda, una etapa de latencia asintomática y finalmente el SIDA.

  1. Infección aguda

Nuestro organismo reacciona a la presencia del virus con síntomas similares a los del catarro común, pero pueden no presentarse síntomas en absoluto. Los primeros síntomas de la infección por VIH se desarrollan en 50 a 90% de las personas que están infectadas generalmente en dos a cuatro semanas después de la exposición al virus (Fauci, et al., 2016). En esta etapa, existe una gran replicación viral y se eleva la posibilidad de transmitir la infección pero puede ser diagnosticada con una prueba adecuada.

  1. Latencia clínica

La infección asintomática se produce cuando el virus continúa replicándose sin generar ningún síntoma. Esta etapa puede prolongarse hasta una década, incluso sin recibir tratamiento; pero no todas las personas corren con la misma suerte. Es al final de esta fase asintomática, donde la carga viral aumenta y el recuento de células CD4+ disminuye, originando la siguiente etapa.

  1. Síndrome de inmunodeficiencia adquirida

Aquí el número de infecciones oportunistas y de complicaciones se dispara; es la etapa más grave de la infección. Los síntomas más comunes incluyen escalofríos, fiebre por las noches, sudoración, debilidad, pérdida de peso e inflamación de los ganglios linfáticos, mientras que las infecciones oportunistas más evidentes serán la Candidiasis invasiva (infección por hongos), Herpes zoster, Neumonía y en México la Tuberculosis. Una vez alcanzada esta fase, y sin recibir tratamiento la esperanza de vida es alrededor de tres años (Fauci, et al., 2016).

¿Cómo puedo contagiarme?

Las personas pueden infectarse con VIH si sangre o fluidos corporales (tales como el semen o secreciones vaginales) de una persona con VIH entra en su cuerpo. Algunas formas de adquirir la infección son:

  • Relaciones sexuales sin protección (preservativo) con alguien que tiene VIH. Esto incluye sexo vaginal, anal y oral.
  • Compartir agujas o jeringas con alguien que tiene VIH
  • Transmisión materno-fetal: es decir, de una madre infectada a su bebe.
  • Transfusión de productos sanguíneos contaminados
  • Transmisión en personal de salud

Recordemos que las personas en la fase inicial de la infección pueden no verse enfermas o incluso desconocer que son portadoras de VIH. Por lo cual es obligatorio el uso de preservativo masculino o femenino, en la medida de lo posible mantener una pareja estable y nunca compartir jeringas con ninguna persona.


Importancia del diagnóstico oportuno.

Sabemos que el diagnóstico temprano es primordial, tanto para el individuo como para la comunidad. Para el individuo, porque permite el seguimiento cercano y el inicio de terapias que tienen un efecto favorable en la calidad y cantidad de vida. Para la comunidad, porque permite adelantar actividades de prevención secundaria de la transmisión. Aumentar el número de diagnósticos en etapa temprana es uno de los principales retos de la respuesta a la epidemia.

Las personas con infección por VIH que desconocen su situación no pueden beneficiarse del tratamiento antirretroviral (TARV), por ello tienen mayor riesgo de desarrollar SIDA, y su mortalidad se ve aumentada de forma muy importante (5.22 veces más) respecto a las personas que acceden al diagnóstico y al tratamiento eficaz y temprano, Además, el costo del tratamiento y cuidado de los enfermos con diagnóstico tardío es superior a los que son diagnosticados precozmente (Schwarcz, et al., 2006).


Enfoque social

Aún no existe en grado suficiente una cultura que perciba al VIH como una enfermedad que cualquiera puede padecer, ya que no discrimina entre género, edad, etnia o nivel socioeconómico. Sin embargo, debido a que aún en estos días e incluso entre el personal de salud, el VIH y sus portadores son estigmatizados, se pierden oportunidades durante la estancia hospitalaria o la consulta externa para detectar prácticas de riesgo y se retrasa el diagnóstico de los pacientes infectados.

Se calcula que a nivel mundial solo el 60% de las personas con VIH conocen su estado serológico. El 40% restante (o sea, 14 millones de personas) necesita acceso a servicios de detección. A mediados de 2016, 18,2 millones de personas con VIH en todo el mundo recibían tratamiento antirretroviral. (“OMS | VIH/SIDA,” 2017)

En México sabemos que la epidemia se halla concentrada en grupos que mantienen prácticas de riesgo. Casi 90% de los casos de SIDA notificados en registros oficiales se han atribuido a las relaciones sexuales sin protección y alrededor de la mitad de ellas a las relaciones sexuales entre varones. Sin embargo, la transmisión heterosexual representa 44.5% de los casos notificados y el número de pacientes mujeres ha aumentado cuatro veces en los últimos veinte años (Registro Nacional de Casos de SIDA, 2016).

¿Puedo reducir las probabilidades de contraer el VIH?

Sí. Lo más importante en la prevención es evitar conductas de riesgo. Pero incluso después de una exposición, existen tratamientos que pueden reducir el riesgo de contraer la infección. Esta estrategia se conoce como tratamiento profiláctico. En este caso es importante iniciar el tratamiento dentro de los 3 primeros días posteriores a la exposición.

A su vez, en personas que sabemos estarán expuestos al virus, como sexoservidores o en el producto (bebés) de mujeres embarazadas infectadas, se puede ofrecer tratamiento pre-exposición, que disminuye las posibilidades de contagiarse.

Algunos de los escenarios que podrían considerarse como de riesgo son: mantener relaciones sexuales sin protección, uso de preservativos dañados o que estos se rompieran durante la relación sexual, promiscuidad (más de tres parejas sexuales por año), uso de drogas endovenosas, agresiones sexuales (violaciones), entre otras. Ante ellos, es importante iniciar tratamiento profiláctico. Se debe tener en cuenta que el riesgo de contraer el VIH después de una exposición suele ser bastante baja. Sin embargo, siempre es mejor hablar con un profesional acerca del riesgo de contraer VIH o ante la sospecha de la enfermedad.


¿Quién debe hacerse la prueba de VIH?

De acuerdo al CDC, todas las personas entre 13 y 64 años deben realizarse la prueba al menos una vez en su vida (Marrazzo, et al., 2014)

El CDC recomienda que las pruebas diagnósticas de detección del VIH, así como la exclusión del VIH sean parte de la atención clínica de rutina en todos los centros de atención sanitaria, con la opción para el paciente de rechazar la prueba.

Idealmente todas las mujeres deberían conocer su estado de VIH antes de la concepción; pero como esto rara vez sucede, la detección precoz en el embarazo permite que las mujeres infectadas y a sus bebés se beneficien de intervenciones apropiadas y oportunas. Al igual que el resto de los pacientes, las mujeres embarazadas pueden optar por rechazar la prueba; sin embargo, el CDC reitera su aplicación para prevenir la trasmisión materno fetal de acuerdo con las recomendaciones para adolescentes y adultos.


¿Cómo funcionan las pruebas rápidas?

Las pruebas rápidas para el VIH son similares a las pruebas para medir la glucosa en las personas diabéticas; utilizan sangre de un pinchazo en el dedo o saliva. Estas pruebas proporcionan resultados en alrededor de 5 a 40 minutos, y su importancia radica en que no se requiere esperar o volver otro día por sus resultados. Un resultado positivo se debe confirmar con pruebas adicionales. Un resultado negativo no tiene que ser confirmado. (Marrazzo et al., 2014)

El centro nacional para el control y prevención de VIH y SIDA en México, CENCIDA, se ha asegurado de que la prueba rápida se pueda realizar casi en cualquier lugar y están disponibles en clínicas, centros de salud, en los Centros Ambulatorios Para la Atención del SIDA y otras Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS). Estas pruebas se aplican de forma gratuita y confidencial, además de proporcionar el acompañamiento de un especialista antes, durante y después de realizar la prueba.


¿Cuál es el tratamiento?

Desafortunadamente no existe cura para el VIH, sin embargo, existen opciones con las cuales se le puede ofrecer al paciente una vida larga, productiva y comparable con la de una persona sana.

Algunos de los objetivos del tratamiento son:

Aumentar la esperanza y la calidad de vida.

Devolver el sistema inmunitario a su estado normal para evitar posibles infecciones.

Básicamente los fármacos impiden que el virus se pueda replicar e interfieren con la fusión del virus a la célula, y por tanto, no permiten infectar a otras células. Por norma general, el tratamiento incluye al menos 3 fármacos con diferentes mecanismos de acción.

Estos medicamentos surgieron en la década de los ochenta, y a través del tiempo se han modificado para reducir los efectos adversos y mejorar la calidad de vida de las personas que los consumen. Los medicamentos antirretrovirales; impiden la multiplicación del virus en el organismo. No son capaces de eliminarlo, y es por eso que hasta la fecha solo hay un caso registrado; Timothy Brown, en haberse curado de VIH.

Este tipo de fármacos, también reducen la cantidad de virus presente en fluidos corporales, tal como son la sangre, el semen, fluidos vaginales y leche materna; es decir, en aquellos implicados en la transmisión del virus de persona a persona. Es por eso que alcanzar niveles indetectables de replicación viral es uno de los principales objetivos para prevenir el contagio.

Es importante mencionar que para que el tratamiento sea exitoso, debe existir una adherencia completa (al 100%). Es decir, seguir las indicaciones del médico al pie de la letra, en cuanto a la administración del medicamento.


Conclusión

Aunque los descubrimientos acerca del VIH han sido grandes a lo largo de la historia, aún queda un largo trayecto por recorrer en materia de prevención, diagnóstico oportuno y educación para evitar la discriminación.

Es de vital importancia que la población en general esté enterada acerca de las prácticas de riesgo, cuáles son las vías de trasmisión del VIH y conozcan su estado “serológico”, realizándose la prueba al menos una vez. El papel que juega el personal de salud es primordial en diversos aspectos, pero principalmente su responsabilidad es educar a la población, detectar tempranamente a los portadores y lograr una completa adherencia al tratamiento.

Cuando una persona con VIH se diagnostica de manera oportuna aumenta su esperanza y calidad de vida de manera que pueden igualarse a los de las personas sanas, todo gracias a los tratamientos actuales, además de que disminuyen las posibilidades de transmitir la infección. Recuerda que el VIH no discrimina y que una prueba a tiempo puede salvar tu vida y la de tus seres queridos.


Bibliografía.

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Marrazzo, J. M., Del Rio, C., Holtgrave, D. R., Cohen, M. S., Kalichman, S. C., Mayer, K. H., … Benson, C. a. (2014). HIV Prevention in Clinical Care Settings: 2014 Recommendations of the International Antiviral Society-USA Panel. The Journal of the American Medical Association, 312(4), 390–409. https://doi.org/10.1001/jama.2014.7999

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Schwarcz, S., Hsu, L., Dilley, J. W., Loeb, L., Nelson, K., & Boyd, S. (2006). Late diagnosis of HIV infection: trends, prevalence, and characteristics of persons whose HIV diagnosis occurred within 12 months of developing AIDS. J Acquir Immune Defic Syndr, 43(4), 491–494. https://doi.org/10.1097/01.qai.0000243114.37035.de

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¿Es la depresión un problema común?


Álvarez-Morales LF1, Alcantar-Paniagua Z1, Alarcón-González JA1,
Rivera-Chávez MJ2, Urzúa-González AR2.

  1. Estudiantes de la licenciatura en Médico Cirujano, 6to semestre, Departamento de Medicina y Nutrición, División de Ciencias de la Salud, Universidad de Guanajuato, México.
  2. Coordinadores del Módulo de Medicina Interna de Fase 2, de la licenciatura en Médico Cirujano, Departamento de Medicina y Nutrición, División de Ciencias de la Salud, Universidad de Guanajuato, México.

Resumen

La depresión es una enfermedad crónica frecuente en todo el mundo. En el 2020 será la segunda causa mundial de discapacidad. La depresión puede llevar al suicidio porque las personas quien lo padece no saben cómo llegar a sentirse mejor. Aunque hay tratamientos eficaces para la depresión (terapias psicológicas y medicamentos antidepresivos) más de la mitad de los afectados en todo el mundo no recibe esos tratamientos o son mal diagnosticadas.

Palabras Clave: Depresión. Discapacidad. Suicidio. Salud mental. Terapias psicológicas. Medicamento antidepresivos.

Abstract

Depression is a common worldwide chronic disease. In 2020 will be the second world cause of disability. Depression can lead to suicide because people who suffers it do not know how to get better. Although there are effective treatments for depression (psychological therapies and antidepressant medications) more than half of those affected worldwide does not receive these treatments or they are incorrectly diagnosed.
 
Introducción
La buena salud mental hace posible que las personas materialicen su potencial, superen el estrés normal de vida, trabajen de forma productiva y hagan aportaciones a su comunidad.
 
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas de todas las edades, razas y condiciones sociales; provocando angustia mental que altera la capacidad del sujeto para afrontar la vida diaria. En el peor de los casos provoca el suicidio, que representa la segunda causa de muerte entre las personas de 15 y 29 años. Cada año se suicidan cerca de 800,000 personas.
Los trastornos mentales comunes han aumentado a nivel mundial. Entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión y/o ansiedad aumentó casi un 50% y cerca del 10% de la población mundial padece una de estas afecciones o ambas. La depresión representa por sí sola el 10% de los años vividos con discapacidad en todo el mundo.
En México, se asocia a una alta prevalencia y a una importante carga en términos humanos y económicos, por lo que la OMS ha estimado que esta enfermedad se convertirá en la segunda causa de discapacidad hacia el año 2020.
A pesar de la alta prevalencia de la depresión, se especula que esta enfermedad es mal diagnosticada, pues tiende a “disfrazarse” con otras enfermedades, ya que su reconocimiento puede dificultarse debido a la alta frecuencia de síntomas físicos que presenta, como los de naturaleza dolorosa, mismos que pueden ser más evidentes que los síntomas emocionales subyacentes.
Aunque hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados en todo el mundo no los recibe, debido a obstáculos para una atención eficaz como la falta de recursos y personal sanitario capacitados, la estigmatización de los trastornos mentales y la evaluación clínica inexacta. En países de todo tipo de ingresos, las personas con depresión a menudo son subdiagnosticadas, mientras que otras que en realidad no la padecen son a menudo tratadas erróneamente.
En el presente ensayo describimos con énfasis, ¿qué es la depresión?, ¿cuál es su origen?, sus factores de riesgo, ¿cómo se diagnostica, trata y previene la enfermedad?, y ¿cuál es su impacto mundial a nivel biológico, social y económico?.
Desarrollo
  • Definición
Es una enfermedad caracterizada por sentimientos de tristeza, desesperación, ansiedad, vacío, desaliento o desesperanza; pensamientos de no tener sentimientos o estar muy llorosos. Se considera un desorden del talante y es la forma más común de sufrimiento mental. Este estado depresivo puede ocurrir de manera aislada o formando parte de un síndrome psicopatológico o un trastorno médico general.
Se clasifica, de acuerdo a qué síntomas se presentan, en:
  • Depresión típica: pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, una disminución de su vitalidad que lleva a una reducción de su nivel de actividad y a un cansancio exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo.
a) La disminución de la atención y concentración.
b) La pérdida de la confianza en sí mismo y sentimientos de inferioridad.
c) Las ideas de culpa y de ser inútil.
d) Una perspectiva sombría del futuro.
e) Los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones.
f) Los trastornos del sueño.
g) La pérdida del apetito.
  • Depresión atípica: frecuente en la adolescencia. En algunos casos, la ansiedad, el malestar y la agitación psicomotriz pueden predominar sobre la depresión.
De acuerdo a la intensidad de los síntomas, en:
  • Episodio depresivo leve con y sin síndromes somáticos.
  • Episodio depresivo moderado.
  • Episodio depresivo grave sin síntomas psicóticos.
  • Episodio depresivo grave con síntomas psicóticos.
 
  • Epidemiología y etiología
El trastorno depresivo tiene una prevalencia de 9% en países en vías de desarrollo como México, siendo las mujeres dos veces más susceptibles que los hombres y tomando en cuenta que generalmente los síntomas incrementan con la edad. Es la 5° causa de discapacidad en el mundo y es el 4% de la carga total de enfermedad en el mundo. Afectan al menos al 20% de las mujeres y al 12% de los hombres en algún momento de su vida. La prevalencia en personas de raza blanca es del 18%, en personas caribeñas negras es del 13%, y en africanos americanos es el 10%.
La prevalencia de la depresión, además, es mayor en personas jóvenes (19-23%) que en aquellos de 65 años o más (10%), puesto que en éstos disminuye conforma la edad avanza.
  • Factores de Riesgo
Existe una amplia gama de características de la vida diaria que se han relacionado con mayor riesgo de padecer depresión (Tabla 1); los datos más sobresalientes indican que es un trastorno más prevalente en el sexo femenino, en personas casadas o que viven con una pareja; con un nivel máximo de hasta educación primaria o menor.
 
  • Diagnóstico
Los criterios diagnósticos de depresión más utilizados, tanto en la clínica como en la investigación, son los de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE) y los de la clasificación de la American Psychiatric Association (DSM-IV).
Para poder referir un trastorno depresivo conforme a los criterios diagnóstico tiene que cumplir con una duración sintomática de al menos 2 semanas, donde los síntomas no sean atribuibles al uso de sustancias psicoactivas (p. ej., alcohol, drogas, medicamentos) (Criterio A).
Además de ellos, deberá presentar al menos dos características de las siguientes: humor depresivo de un carácter anormal para el sujeto, presente durante la mayor parte del día y casi todos los días, que se modifica muy poco por las circunstancias ambientales; marcada pérdida de intereses o de la capacidad de disfrutar de actividades que anteriormente eran placenteras y/o falta de vitalidad o aumento de fatigabilidad. (Criterio B).
Por otro lado, debe incluirse al menos una opción de las siguientes: pérdida de confianza y estimación de sí mismo y sentimientos de inferioridad, sentimientos de culpa o reproches hacia su persona, pensamientos frecuentes o conductas suicidas, disminución de la concentración, cambios en la actividad psicomotriz (con agitación o inhibición), cualquier tipo de alteraciones del sueño y/o aumento o disminución del apetito con cambios en el peso corporal. (Criterio C).
Ya que se cumplen con lo indicado en los criterios anteriores, puede dividirse en depresión de grado leve, moderado o severo.
  • Tratamiento
  • Medicamentos antidepresivos
Regulan el estado de ánimo al normalizar las sustancias químicas naturales del cerebro llamadas neurotransmisores (serotonina, y dopamina). Incluyen los antidepresivos Inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina como: Fluoxetina (Prozac), Citalopram (Celexa) y Sertralina (Zoloft); los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina como: Venlafaxina (Effexor) y Duloxetina (Cymbalta); antidepresivos tricíclicos e Inhibidores de la monoaminooxidasa, estos últimos con mayor riesgo de interacciones alimenticias (evitar la tiramina que se encuentra en alimentos como el hígado de pollo, queso añejo, nueces, etc.) y medicamentosas.
Estos fármacos no son sedantes o tranquilizantes, no forman hábito, ni son adictivos. Pero el dejar de tomarlos repentinamente puede provocar síndrome de abstinencia o una recaída. Además su efecto visible no es inmediato, sino que tarde hasta 3 meses de su uso y se recomienda tomarlos luego de mínimo 6 meses de la mejoría de los síntomas.
  • Psicoterapia o “terapia de la charla”
Engloba la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal; se utiliza para tratar la depresión leve a moderada, pero a veces no es suficiente y suele combinarse con terapia farmacológica. Es un método centrado en el presente que apoya a cambiar estilos negativos de pensamiento y comportamiento.
  • Terapia Electroconvulsiva (ECT)
Es un método de apróx. 12 sesiones, usado para tratar depresión grave o trastorno bipolar que no han respondido a otros tratamientos. Consiste en una estimulación eléctrica del cerebro, con el paciente bajo relajante muscular y anestesia. Se ha reportado que incluso al cabo de un año de tratamiento con esta terapia, los pacientes no presentan efectos cognitivos adversos.
  • Prevención
Los síntomas depresivos pueden reducirse y prevenirse cuando se llevan a cabo actividades placenteras o de grupo que ayudan a la persona a hacer cambios en las cogniciones depresivas, aumentar su autoestima y a seguir desenvolviéndose en todos los aspectos de su vida; algunas de estas actividades incluyen intervenciones psicológicas de orientación cognitivo-conductual, con un promedio de 9-10 sesiones, con duración media de 90 minutos, impartidas por profesionales calificados. Otras actividades que deben tomarse en cuenta son los grupos de apoyo expresivo, biblioterapia, escritura expresiva o escribir un diario.
A pesar de la evidencia que existe sobre la eficacia que tienen las intervenciones para reducir la aparición de síntomas depresivos, hay pocas que realmente confirman que estas terapias reducen como tal la incidencia de la depresión.
  • Medios para saber si estas en riesgo
Es difícil saber como persona si estas en riesgo o ya presentas algunos signos que crees que son parte de la enfermedad, en los siguientes test pues valorar dichos riesgos, sin embargo estas páginas no indican un diagnóstico:

Conclusiones.
La salud mental es uno de los círculos de vida que engloba a una persona, se ha considerado en gran aumento el gran daño a está por ser ignorada tanto personal de salud como las personas que las lleguen a padecer. La depresión es una entidad crónica con merecida importancia debido a su prevalencia mundial y a las disfunciones personales, sociales y económicas que conlleva. Las principales características que definen a la depresión son la pérdida del interés por situaciones anteriormente placenteras, ánimo depresivo y aumento en la fatigabilidad, mismos que durarán por más de 2 semanas y que no serán atribuibles al consumo de sustancias o a enfermedades subyacentes. Las enfermedades mentales pueden ser diagnosticadas y curadas antes de que sea tarde y en la mitad de los casos con tratamientos que no son caros. Hoy en día se conocen terapias efectivas para prevenir la depresión, como son las terapias cognitivo-conductuales y de grupo; así como métodos para tratarla, incluyéndose los farmacológicos y de igual forma, la psicoterapia.

Bibliografía
1. Organización Mundial de la Salud, 2017, Depresión, Nota descriptiva, febrero 2017 (Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs369/es/, consultado el 25 de marzo del 2017).
2. American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5), Fifth edition. 2013
3. Kirmayer LJ1, Robbins JM, Dworkind M, Yaffe MJ., Somatization and the recognition of depression and anxiety in primary care. American J Psychiatry, 150:734-741, 1993.
4. Kroenke K1, Spitzer RL, Williams JB, Linzer M, Hahn SR, deGruy FV 3rd, Brody D., Physical symptoms in primary care. Predictors of psychiatric disorders and functional impairment. Arch Fam Med, 3:774-779, 1994.
5. Clasificación Internacional de Enfermedades. CIE-10, decima revisión, Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud, Trastornos mentales y del comportamiento, 1992.
6. Disponible en: https://www.psychiatry.org/patients-families/depression/what-is-depression, consultado el 9 de mayo del 2017.

 

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